Se ha dicho que las inversiones financieras son más redituables o rentables que las inmobiliarias, sin embargo, hay antecedentes para ir desplazando esta idea.

La inversión en departamentos, casas, oficinas, locales o cualquier otro instrumento ofrecido en el mercado inmobiliaria suele ser segura, poco vulnerable a las volatilidades de la economía.

Ese comportamiento de bajo riesgo ofrece una seguridad que se aleja, por ejemplo, de las volatilidades de las acciones, materias primas, metales e instrumentos del mercado de capitales en general.

Juicio que comparte el académico Francisco Albornoz Jofré, contador auditor y MBA, Coordinador de Prácticas y Titulados de la carrera de Auditoría e Ingeniería en Control de Gestión de la Universidad Autónoma de Chile en Talca. 

Según señala, “invertir en bienes raíces es y sigue siendo una buena alternativa para rentabilizar el capital. Es un tipo de inversión segura, duradera y conveniente, que permite incrementar el valor del patrimonio personal sin tener que enfrentar mayores riesgos, por lo cual representa una muy buena estrategia para proteger el dinero, dado que las inversiones inmobiliarias representan una inversión más segura y estable en tiempos difíciles. Mientras nuestra moneda se desploma por la mayor inflación y el alza en el tipo de cambio, los inmuebles fortalecen su plusvalía o mantienen su valor en el tiempo”.

Albornoz Cofré agrega que “comparativamente, los rendimientos al invertir en depósitos a plazo o cuentas de ahorro son minúsculos y crecen a un bajo ritmo, en cambio, la inversión en bienes raíces seguro generará un rendimiento superior a la inflación y con mucho menos riesgos si la comparamos con la inversión en acciones o cualquier instrumento financiero disponible en el mercado bursátil”.

¿CÓMO Y QUÉ CONSIDERAR PARA CALCULAR EL COSTO TOTAL DE UN CRÉDITO?

El académico de la Universidad Autónoma de Chile en Talca afirma que para tomar la decisión de invertir en inmuebles, uno de los aspectos que no debemos olvidar es el costo total del crédito, para lo cual las variables que debemos considerar son: tasa de interés (fija, variable o mixta), plazo de pago, costo de los seguros, impuestos y gastos operacionales. 

“Con todas estas variables claras recién podemos cotizar entre instituciones financieras, ya que no basta solo con comparar tasa de interés, dado que no necesariamente la institución que posea la tasa más baja implica que ofrezca el costo total del crédito más conveniente”, asegura Francisco Albornoz Cofré.